¿Me estás cargando?
¿Me estás cargando?
Esa expresión utilizan los argentinos cuando piensan que alguien pretende tocarles las narices o simplemente chinchar; cuando piensan que su interlocutor intenta sacarles de sus casillas. Al menos yo lo entiendo así, ya que nunca viví en Argentina y, para serles sincera, no conozco a demasiadas personas procedentes de aquellas tierras. Pero me estoy aficionando a su cine, con lo que me resulta difícil el hecho de pasar por alto ciertas expresiones, palabras, actitudes, etc., que me puedan resultar curiosas. Por ejemplo: ¿son tan maduros los niños argentinos como aquéllos que aparecen en sus películas? ¿ o acaso el acento influye en dicha impresión de madurez adelantada?
Si es que hasta me da por pensar, que si algún día tengo descendencia, desearía que ésta fuera argentina, al menos durante su niñez.
El otro día tuve el gustazo de ver la película El sueño de Valentín. Ese niño gafotas que vivía en la década de los 60 y quería ser astronauta (qué cosas), hasta que las vicisitudes de la vida le hacen cambiar de opinión (¿cuándo se vio un astronauta argentino en la época de los 60?) y decide que lo que en realidad quiere ser de mayor es escritor, en fin, como tantas otras personas
Porque parece ser que se está poniendo de moda lo de querer ser escritor. El mensaje de Billy Elliot nos llegó como cambiado; ¿quiero bailar? ¡Nooo! ¡Quiero escribir!
Pero la vocación de escritor no suele ser algo que surja en la más tierna infancia; pregúntenle a cualquier niño: ¿qué quieres ser de mayor, chiquitín?.
Les responderá: dentista, bombero, futbolista, incluso periodista para casarme con un príncipe, pero señores, pocos niños se encontrarán que les digan: de mayor quiero ser escritor.
Pues bien, la vocación de poeta, novelista, redactor, etc., es algo que parece va dando la edad. Probablemente surge a la vez que algunos van descubriendo que a las mujeres nos enamoran los poemas y las bellas palabras (es decir, para ligar), o en el momento en que se ha leído ya a varios autores, y uno/a, termina por querer parecerse a aquéllos cuyas palabras tanto admiró. También está el caso de los que simplemente necesitan expresarse o desahogarse, y encuentran en la palabra escrita un buen medio para semejante fin.
Si me preguntaran a mí, no, yo no quiero ser escritor/a , pero escribo si me da la gana (cualquiera me replica tras esto). No creo que exista manera mejor para el desahogo.
Cuando uno/a está rabioso o triste, melancólico o pletórico, uno/a recurre a los gritos (sean en abierto o en el silencio), a las metáforas, a las solicitudes de apoyo por parte de otros.
Pongamos que alguien le insulta descarada e impresentablemente, por ejemplo, llamándole retrasado/a mental o simplemente deseándole la muerte, y todo ello de manera gratuíta. Sin duda ese alguien le estará cargando La cosa empeorará si encima dicha persona atenta contra la facilidad de palabra de usted, burlándose de su retórica. Ante tales casos, en mi opinión siempre resulta mucho más adecuado el hecho de responder con una fina ironía a tiempo, que no a base de palabrotas lanzadas cual cuchillos a diestro y siniestro. Porque por supuesto que es más fácil decir: hijo de la grandísima Puta, ahora sí me has cargado, por ahí te pudras. Pero resulta muchísimo más exquisito, a la par que educado, respirar bien hondo, camuflar tus sentimientos y expresarte tal que así: No, no encuentro que éste sea el momento de entrar en un duelo dialéctico con usted, aunque su facilidad de palabra, así como su impecable demostración del buen uso del castellano, hacen que su indirecta invitación me resulte de lo más tentadora y difícil de rechazar.
¿Nos estaríamos desahogando en ese caso? Por supuesto.
¿Demostramos elegancia? Siempre.
¿Pretendemos molestar? ¡Por supuesto que no!, pero como todos ustedes comprenderán, por algún lado hay que sacar la MIERDA.
Esa expresión utilizan los argentinos cuando piensan que alguien pretende tocarles las narices o simplemente chinchar; cuando piensan que su interlocutor intenta sacarles de sus casillas. Al menos yo lo entiendo así, ya que nunca viví en Argentina y, para serles sincera, no conozco a demasiadas personas procedentes de aquellas tierras. Pero me estoy aficionando a su cine, con lo que me resulta difícil el hecho de pasar por alto ciertas expresiones, palabras, actitudes, etc., que me puedan resultar curiosas. Por ejemplo: ¿son tan maduros los niños argentinos como aquéllos que aparecen en sus películas? ¿ o acaso el acento influye en dicha impresión de madurez adelantada?
Si es que hasta me da por pensar, que si algún día tengo descendencia, desearía que ésta fuera argentina, al menos durante su niñez.
El otro día tuve el gustazo de ver la película El sueño de Valentín. Ese niño gafotas que vivía en la década de los 60 y quería ser astronauta (qué cosas), hasta que las vicisitudes de la vida le hacen cambiar de opinión (¿cuándo se vio un astronauta argentino en la época de los 60?) y decide que lo que en realidad quiere ser de mayor es escritor, en fin, como tantas otras personas
Porque parece ser que se está poniendo de moda lo de querer ser escritor. El mensaje de Billy Elliot nos llegó como cambiado; ¿quiero bailar? ¡Nooo! ¡Quiero escribir!
Pero la vocación de escritor no suele ser algo que surja en la más tierna infancia; pregúntenle a cualquier niño: ¿qué quieres ser de mayor, chiquitín?.
Les responderá: dentista, bombero, futbolista, incluso periodista para casarme con un príncipe, pero señores, pocos niños se encontrarán que les digan: de mayor quiero ser escritor.
Pues bien, la vocación de poeta, novelista, redactor, etc., es algo que parece va dando la edad. Probablemente surge a la vez que algunos van descubriendo que a las mujeres nos enamoran los poemas y las bellas palabras (es decir, para ligar), o en el momento en que se ha leído ya a varios autores, y uno/a, termina por querer parecerse a aquéllos cuyas palabras tanto admiró. También está el caso de los que simplemente necesitan expresarse o desahogarse, y encuentran en la palabra escrita un buen medio para semejante fin.
Si me preguntaran a mí, no, yo no quiero ser escritor/a , pero escribo si me da la gana (cualquiera me replica tras esto). No creo que exista manera mejor para el desahogo.
Cuando uno/a está rabioso o triste, melancólico o pletórico, uno/a recurre a los gritos (sean en abierto o en el silencio), a las metáforas, a las solicitudes de apoyo por parte de otros.
Pongamos que alguien le insulta descarada e impresentablemente, por ejemplo, llamándole retrasado/a mental o simplemente deseándole la muerte, y todo ello de manera gratuíta. Sin duda ese alguien le estará cargando La cosa empeorará si encima dicha persona atenta contra la facilidad de palabra de usted, burlándose de su retórica. Ante tales casos, en mi opinión siempre resulta mucho más adecuado el hecho de responder con una fina ironía a tiempo, que no a base de palabrotas lanzadas cual cuchillos a diestro y siniestro. Porque por supuesto que es más fácil decir: hijo de la grandísima Puta, ahora sí me has cargado, por ahí te pudras. Pero resulta muchísimo más exquisito, a la par que educado, respirar bien hondo, camuflar tus sentimientos y expresarte tal que así: No, no encuentro que éste sea el momento de entrar en un duelo dialéctico con usted, aunque su facilidad de palabra, así como su impecable demostración del buen uso del castellano, hacen que su indirecta invitación me resulte de lo más tentadora y difícil de rechazar.
¿Nos estaríamos desahogando en ese caso? Por supuesto.
¿Demostramos elegancia? Siempre.
¿Pretendemos molestar? ¡Por supuesto que no!, pero como todos ustedes comprenderán, por algún lado hay que sacar la MIERDA.
11 comentarios
Ana Laura Hoffmann -
Stuffen -
Pues te recomiendo la película, se llama "El sueño de Valentín", y sí que es bastante natural, pero sobre todo muy amable y divertida.
Vaya, parece que la afición a la escritura nos alcanzó por la misma banda a ti y a mí.
Un placer el compartir "costumbres" y maneras contigo.
Besitos.
NOFRET -
Las películas argentinas no tienen, en general, término medio: o son realistas y excelentes, o son un infierno de estupideces que parecen hechas por gente que se ha fumado 20 porros! No vi la del niño de los 60, pero yo creo que habrá sido natural, con el boom de la llegada a la luna, que muchos niños hayan tenido esa fantasía.
Y el tema de ser escritora, a mí jamás me atrajo, yo también lo hago por gusto o como un desahogo, lo malo es que cuando es desahogo, me lo tengo que guardar para mí.
ah! y lo de "cargar" no es sacar de las casillas, aunque me cuesta explicarlo porque no sé cómo lo dicen en España. Es algo así como tomar el pelo (no sé si usan esa expresión) o "tirar de la pierna" como dicen en inglés. Es hablar en broma tratando de hacer creer al otro que es cierto.
Un gusto leer tus reflexiones, Stuffen!
Stuffen -
En primer lugar le agradezco su lectura; en segundo, decirle que ya me imagino que los niños en Argentina son niños como en todos lados... Otra cosa es que yo me haya formado una idea romántica de ellos, gracias a los personajes más jóvenes de sus películas.
Gracias de nuevo por la información que usted me brinda.
Saluditos.
Stu.
losobaya -
Con respecto a la pelicula creo que es porque muchos idealizan a esa generación (la educada en los 60) porque después fue la generación más combatiba idealista y quizas la mejor preparada para los cambios en los 70 ( claro que todos fueron exterminados de alguna forma; porque no hace falta que te maten para eso). Por eso digo que en cine y libros o artes cualquiera los personajes de esa epoca son idealizados.
Stuffen -
Gracias Goreño. Sé que tú eres de los educados, eso es algo que desprendes.
Jeje, Bohemian, me alegra compartir gustos contigo, y más si son cinéfilos (me encanta el cine).
Muchas gracias por todo.
Y cuídate tú también, simpática.
Besotes para ti. (k)
Bohemian -
En cuanto al cine argentino, a mi tambien me gusta mucho, igual al cine español, ambos son un poco alternativos, y bastante liberales, que por cierto, de ahi he aprendido a entender algunas de sus palabras.
un beso Stu, cuidate un montón
Goreño -
Perro Callejero -
Salu(2) wapa sin piruleta.
Stuffen -
Pablo -
Interesante reflexión, estufa.